Queridos amigos, sufridores, entusiastas, ...hace bastante tiempo que no me asomaba por esta ventana. Probablemente las "musas" me hayan abandonado. Quizás es que el mundo, tan alborotado, no motivaba lo suficiente para echar alguna palabra al viento.
Es posible , como a mi al principio, que el titulo de hoy os deje algo perplejos. Algunos de vosotros ya sabéis que en el pasado mes de Octubre he entrado y salido tres veces del Hospital Universitari Mutua de Terrassa, por un cólico biliar. Vamos por culpa de un par de piedrecillas,-ahí encontraremos el titulo-, en el dichoso "colédoco". Un conducto que tenemos los humanos y que va de la vesícula biliar a otro, no recuerdo ahora el nombre, mucho mas grande, y que desemboca en el intestino desde el hígado.
Por cosas de la vida y una morfología algo especial, en las dos pruebas especificas para sacar la piedra, que me han efectuado, no hubo éxito. La dichosa, y grande, piedra sigue deambulando por ahí. Y mi prisa hoy por escribir es que la dichosa piedra esta dejandose notar demasiado.
El pasado veintisiete de Octubre en que Martina cumplió sesenta y cinco años, ya no pudimos celebrarlo pues el nene estaba en el Hospital. Este finde es cuando, por fin, intentaremos celebrarlo. Digo intentaremos pues seria chocante que tampoco pudiéramos. Por la dichosa piedra. Una piedra en el camino. Bien, una piedra en el colédoco. Sed muy felices.