domingo, 11 de abril de 2010

LA PROCESION


Queridos amigos y , a la vez, sufridos seguidores:

Como en anteriores ocasiones me atrevo a publicar mi sexta tarea en el Curso de Literatura Creativa, para conocer vuestra estimable opinión. Saludos
.



Eran las siete de la tarde y mi madre, desde el salón, acalorada, me advertía:

José María, apresurate, acaba ya de vestirte , que llegaremos tarde!

Mi madre estaba nerviosa pues era la primera vez que yo la acompañaría a la procesión. Llevábamos mucho tiempo preparando, ensayando para el acontecimiento. Además ella había sido la encargada de confeccionar las túnicas, con la ayuda, claro esta, de mi abuela. Mi abuela había sido modista y todavía su visión no le impedía dar algunas puntadas , de vez en cuando.

La verdad es que a mi, -recién cumplidos los catorce años-, no me hacia demasiada ilusión ir a paso de tortuga arrastrando la cola de penitencia por las calles. El habito, la túnica en cuestión eran de un color negro con escapulario triangular azul marino. Llevaba también golilla y una medalla. La caminata se me antojaba muy larga aunque a ratos, bastantes, el cortejo se iba parando. La gente abarrotaba las aceras del camino y prácticamente se te echaban encima.

En realidad a mi madre, alta y rubia, le sentaba de maravilla el atuendo. Y estaba orgullosa de pertenecer a la Orden de la Santa Cena. Ya de novios con papa no se perdían ni una de las procesiones y demás reuniones. Papa murió hace dos años. Por lo que mama se tomaba esta liturgia mucho mas seriamente que nunca.

Una hora pasara pronto- apuntaba mama -desde la puerta.!

Mientras tanto yo corría con la dichosa cola entre las manos, para no tropezarme antes de tiempo. Era fijo que, andando por el dichoso camino, -en zonas-, empedrado, se pisara ese trozo de tela y rodaras por la calle si algún compañero no te lo impedía agarrándote por un brazo . Con lo bien que estaría yo con mis amigos, siguiendo la procesión por los alrededores y haciendo las fotos necesarias para dejar constancia de lo guapa que estaba mama.

Con algo de retraso comenzó a rodar la comitiva. Salimos esta vez desde la Iglesia de Nazaret pasadas las ocho de la tarde.. Los que encabezaban la procesión eran un grupo de soldados la mayoría con capa roja, lanza y escudo. Al mando un capitán. También un soldado que tocaba una trompeta y otros que portaban una especie de hachas. Estos últimos con unas túnicas de un azul claro. Todos ellos, por supuesto, con su correspondiente lanzas que en algunas paradas atacaban el suelo, formando un ruido tan espectacular como uniforme.

Nosotros, nuestra Orden salia inmediatamente después que los “armados”. Mi madre, erguida, solemne con especie de bastón de mando, .era como una encargada del orden-, iba y venia intentando que todos fuéramos mas o menos bien agrupados. Ah, a ultima hora nos habían añadido unos cirios, enormes, encendidos con lo cual ,-hacia viento-, la faena era nuestra para que no hubiera ningún incidente. No vi ninguna unidad de bomberos por las cercanías. Claro que con el gentío cualquiera entraba o salia del camino marcado.

Los protagonistas de la procesión , sin duda, -aunque yo no lo entendiera mucho-, eran los Pasos que representaban escenas de la vida de Jesús desde La Santa Cena hasta el Santo Sepulcro. Los sufridos costaleros llevaban a hombres dichos elementos. La gente aplaudía cuando la música y sobretodo el ruido de tambores hacia patente la llegada de dichos Pasos. Y yo esperando que llegáramos a la Plaza del Ayuntamiento donde toda la parada hacia el toque final.

Niño, José María, que el cirio se te ha apagado con el viento.!



Mi madre parecía cansada al final del camino. Pero muy orgullosa. Yo, a pesar de todo el aburrimiento y cansancio, había cumplido con sus expectativas. Me había comportado. Aunque la hora larga de duración del trayecto se me había hecho eterna. Quizás en unos años me apunte de soldado romano.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un relato fresco, ameno, que capta la ingenuidad del protagonista...Felicidades¡!

Fr1nc2sc X1v32r G1rr3g1 dijo...

Tots hem passat per "experiències" similars. Encara que el cas sigui inventat m'he sentit protagonista de la història, sobretot després d'anar aquesta Pasqua a la Processó de l'Encuentro a Es Castell, portant a ma mare del braç (el que encara no porta "cabestrillo"!)
Segueix escrivint, et vas perfeccionant, Toni!