Estamos aviados. Parecía que con Doña Maria Belen Esteban Menendez, ese fenómeno mediático, estaríamos “entretenidos “de por vida. Pero no. La lucha, encarnizada ,la mayor de veces, por un sillón Presidencial, deja , casi, sin “audiencia”, a Doña Maria Belén. Me explicare: en Catalunya, ahora comienzan, por desgracia para muchos, para “ahogo” de otros, las “corridas” para ocupar dos sillones “importantes”, cada uno, claro, en su medida. El sillón Presidencial para “comandar” la Generalitat, el Gobierno catalán, y, -no es moco de pavo-, el sillón Presidencial para ocupar la presidencia del Club mas importante del País, el F.C. Barcelona.
De la lucha por el primer sillón, ya hemos vistos fulgurantes destellos. CIU , que se cree ganadora de las próximas elecciones, vía encuestas, ataca por donde mas duela al PSC, lease incendio con la muerte de cuatro bomberos , en el Parque Natural de Els Ports, en Tarragona, etc....para que seguir. Cada día tenemos muestras de penosas actuaciones de muchos políticos, mas preocupados por ganar “ese” sillón, que de tocar con los pies al suelo y resolver los verdaderos problemas generales de todos nosotros, los ciudadanos.
Del otro “sillón” en disputa, la lucha, si cabe, por lo menos en los medios, es mas encarnizada, me imagino yo porque sale mas barata. Solo se trata de fútbol. Y allá que se van medios escritos, hablados y televisados. Como el equipo va bien, pues venga, a vender, cueste lo que cueste. Siempre, claro esta, en favor, de esa tan “manida” , verdad o ese derecho a la libertad de expresión, tan legitimo. Que si Joan Laporta, ahora, manda solo. Que si conduce un Audi de superlujo. Que si va a la discoteca. En fin, bla, bla, bla, ...que si Sandro Rosell, Godall, Ferrer. La que nos espera. Los jugadores, por su parte, prefieren que las Elecciones al Barçá, sean cuando la temporada acabe. Bien por su buen criterio, aceptado por la Directiva. Repito, la que nos espera. Quizás fuera mejor, olvidarnos de todo lo antedicho y seguir viendo por TV, lo mal que baila Doña María Belén Esteban. Quizás, incluso, Doña Belén igual aprende a bailar.
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